Zenón no sólo mide longitudes, es también un geómetra de superficies. ¿Cuál es pues la superficie del Peloponeso? La misma razón recomienza. Supongamos un paso al cuadrado. La superficie de la península es el producto del número de tales cuadrados por su superficie media. Pero este cuadrado bien plano, bien llano, raras veces se pone de plano sobre el suelo. Si es grande, las montañas le hacen obstáculo; si es más pequeño, las colinas; si es aún más reducido, las rocas; y las motas de tierra, justamente, a escala del paso. Y en lo muy pequeño, las partículas de polvo, los cristales, y así sucesivamente. Idéntico resultado pues: ¿acaso tendría el mundo un volumen finito para una superficie infinita? La cosa resulta paradójica para su representación, como se suele decir, en el mapa (Serres 1991, 95)
La programación creativa, por su vinculación a las artes visuales y el diseño, contemplan una respuesta amplia a cuestiones visuales y espaciales. En este contexto, el primer elemento a comprender es el propio espacio de representación que queda definido por la ventana de salida. Sea cual sea su soporte, -tipo de monitor o proyector de vídeo- debemos entenderlo como una matriz de puntos luminosos (pixels) que, según los casos, albergará una representación 2D ó 3D de las formas visuales, y cuyo origen o punto cero se expresa mediante las coordenadas (0,0) ó, (0,0,0) y está situado en el vértice superior izquierdo de la ventana.